La impresión del Cartel se ha realizado en la Imprenta Provincial de la Diputación de Sevilla, a través de la Delegación municipal de Festejos.

 

El acto contó con la presencia del Alcalde, el Párroco, los Hermanos Mayores de las Hermandades de penitencia, así como el propio autor Francisco Galán, quien presentó su obra con una exhaustiva descripción: "...pretende dar luz a lo esencial, ser nuestra luz entre tanta oscuridad y representar en una instantánea la Pasión, gracias a la especial característica que tiene esta imagen y que desde un primer momento me cautivó. Es una talla de estilo castellano articulada, que propone una dualidad que queda brillantemente incorporada en el cartel.

 

En el cartel aparecen representados dos momentos de la Pasión. Si empezamos a leer de derecha a izquierda como es normal y nos detenemos en el centro del rostro de Cristo, encontraremos el primer momento, la crucifixión. Todo ello envuelto en una luz de vida, una luz que nos ilumina hasta en su muerte y nos guía hacia él, una aureola de divinidad sobre una cruz con forma de Tau, haciendo un guiño a los orígenes Franciscanos de la hermandad benacazonera. Si nos fijamos en la corona, va desvaneciéndose poco a poco desapareciendo las espinas de su frente divina, pero no las sombras, como muestra imborrable de su dolor, de su calvario, de su quebranto…

 

Los clavos ya no atraviesan sus manos ni sus pies, la lanza ya ha rasgado su costado y de esta forma tan sutil se da paso a la muerte, al segundo momento representado en el cartel, donde podemos ver que Cristo yace posado inerte en su cojín bordado, sobre la losa fría tras su descendimiento.

 

En el centro del cartel llaman nuestra atención esos ojos entornados, con las pupilas casi sin vida mirando al infinito, pero a su vez llenas de amor… Se palpa su paz, su llanto y su dolor latente. Podemos apreciar en el claroscuro de la obra la forma de su boca entreabierta, con un aliento contenido en su pecho herido, fruto del esfuerzo, del sacrificio y del dolor inmenso al que ha sido sometido.

 

Entre las tinieblas que se producen a la hora de su muerte, representadas en el color del fondo, podemos vislumbrar una aureola de luz que nos indica que hay vida tras la muerte. Una luz de esperanza que empieza a brotar desde su lecho tras la tarde oscura del Viernes Santo.

 

Como podemos apreciar, la imagen en el cartel queda envuelta por dos luces distintas. Dos luces de Fe, que iluminan de forma única dos momentos esenciales en La Pasión representados en una instantánea envuelta en una atmósfera de religiosidad y de recogimiento propios de un cartel de Semana Santa".